La Gran Migración: el inicio

Sólo con pronunciar LA GRAN MIGRACIÓN, empiezan a surgir, en la mente, imágenes del mayor espectáculo de naturaleza que ocurre en el Planeta, muchas veces visto en documentales y artículos de revistas de naturaleza. En lo que a mi respecta y como biólogo, fotógrafo y documentalista de naturaleza, este fenómeno natural, que se repite cada año en las sabanas del Masai Mara (Kenia) y del Serengeti (Tanzania), era un destino que tenía que vivirlo en directo y sentir que formaba parte de este ciclo vital de supervivencia por parte de los ñus y cebras, aunque sólo fuera por unos instantes.

Todo proceso migratorio se basa en una peregrinación en busca de unos recursos naturales que escasean en su origen, y, la Gran Migración de los ñús se basa en un movimiento de miles de individuos siguiendo las lluvias en busca de nuevos pastos frescos con los que poder alimentarse.

Con ese fin, viajé a la Reserva del Masai Mara en el mes de septiembre, dónde se concentra una gran parte de la población y dónde se produce uno de las etapas más fascinantes en esta larga y dura migración, el cruce del río Mara, instante en el que el instinto de supervivencia cobra su mayor sentido.

Dividiré el reportaje de la Gran Migración, en 3 partes, siendo esta la parte del inicio, en la que comienzan a avecinarse las grandes tormentas que inundan el Mara y que dan la señal a grandes grupos de ñus a empezar a desplazarse, liderados por los individuos adultos más aguerridos y con mayor fuerza y experiencia en esta dura batalla que tienen que lidiar, dejando a su paso un gran número de víctimas, ya no sólo por los depredadores que acechan, sino por los grandes esfuerzos físicos que tienen que realizar y que algunos no son capaces de soportar.

Sin duda, uno de los momentos más sobrecogedores que pude vivir, fue el momento que divisé una gran mancha de cientos de ñus, en la lejanía, que iban avanzando sin prisa pero sin pausa, y que, una vez que me situé con mi 4x4 justo al lado de ellos, reduje la marcha al ritmo de sus polvorientos y pesados pasos, siguiendo como uno más la gran manada en la que todos los ejemplares caminaban con la cabeza agachada, algunos cojos del gran esfuerzo, y no pude sentir más que admiración por estos animales.

Toda mi "migración" y esfuerzos para lograr haber estado allí, había merecido la pena, sólo por haber compartido estos instantes con estos sorprendentes seres, que de repente y sin saber cómo, iniciaron una estámpida en dirección al temido río Mara, pero esto...será en otro capítulo de...LA GRAN MIGRACIÓN...Continuará.